Bajo un extenso bosque verde, yacen 55 millones de toneladas métricas de desechos industriales y domésticos de la ciudad de Tokio acumulados desde 1977. Es en esta locación, una isla artificial de relleno sanitario de 4 kilómetros cuadrados, en donde se filma Shita. Con un intenso olor putrefacto, esta isla es monitoreada las 24 horas debido a los incendios generados por el gas metano que se filtra del subsuelo. La vegetación, que está ahí por un período de 50 años, fue sembrada para desintoxicar el suelo y prepararlo así para su futuro uso y especulación dentro del competido mercado inmobiliario de Tokio.
Para presentar un análisis contextual de esta isla artificial, Okón alude al lenguaje cinematográfico del documental de naturaleza, el cual comodifica y estetiza la vida silvestre. Aludiendo a las supuestas “políticas ambientales” que promueven tanto el consumo, como la ilusión de “producción sustentable”, irónicamente Shita (palabra en Japonés que significa “trasfondo”) crea un espectáculo verde. Y al hacerlo, alude a la oscuridad que se esconde bajo la alfombra del supuesto “manejo sustentable” de nuestros desechos.
En Shita, la capa de bosque verde que cubre el putrefacto subsuelo se vuelve símbolo de la estrategia neoliberal, en donde la contradicción más esencial de la economía de mercado es encubierta bajo la seductora superficie de múltiples capas mediáticas.
Disfrazadas como piedras minerales, Shita también incluye una serie de esculturas de escoria fundida. Este material tóxico, que es utilizado como parte del relleno sanitario de la bahía de Tokio, esta hecho a partir de la incineración, a más de 1300 grados celsius, de las cenizas de desechos.
Video Instalación.
Tres canales sincronizados.
3 pantallas 4K y 5 esculturas.
Sonido.
Duración: 04:56 minutos, loop.
Medidas: variables.